miércoles, 7 de octubre de 2009

El relato que se le olvido a la loba





Era verano en el 2005, por viaje de negocios tuve que ir a Buenos Aires, las reuniones una tras otra y la preocupación por los negocios no me habían permitido disfrutar de la ciudad, por fin se acabo el trabajo, es jueves y me dirijo a la zona de florida, cerca del obelisco, recuerdo haber comido en un restaurante de carnes bastante simpático la última vez que vine.                       
Camino solo mirando la gente pasar, al doblar la esquina alguien me tropieza y me tira las gafas, sus papeles y una cartera caen cerca de ellas, sin apenas regresar a ver me agacho y las recojo; frente a mi desde esa posición veo unos zapatos de tacón fino estiletos creo que les dicen, y a continuación de ellos un par de bellas piernas, casi por instinto mi mirada sigue subiendo hasta el borde de una falda, maldita falda que me impedía seguir devorando con mis ojos ese cuerpo de ensueño, un bello rostro daba fin a mi viaje astral, bello si pero con cara de enfado y fastidio. Podrías darte prisa? Por supuesto respondí, le entregue sus cosas, ni siquiera agradeció; cual fantasma y con prisa su cuerpo se esfumo entre la gente, seguí mi camino y llegue al restaurante, me senté afuera en las mesitas del portal, que solo me sentía pero así es la vida cuando estas lejos de casa se abrí la puerta y el mozo salió con la carta, mientras la veía una voz conocida llego a mis oídos. Era ella si claro que era ella; pedí al mozo que me sirviera adentro, no fue por frio ni por que quisiera entrar, solo era por ella por poder verla, por seguir devorándola con la mirada.
Es muy bella y muy joven, debe tener unos veititantos me dije, cabellos castaños casi lacios cuerpo delgado y felino llevaba una minifalda de piel color camel blusa blanca y una chaqueta a juego con la falda, el cabello le caía sobre los hombros y el solo verla me producía un estremecimiento que recorría mi espalda hasta alojarse entre mis piernas; ella estaba a unas cuatro o cinco mesas de la mia, parecía una reunión de negocios entre amigos, muchas risas y revisaban papeles, ella se paraba y se sentaba a cada rato, hablaba con las manos y con todo su cuerpo, era realmente una visión.
Durante un momento el mundo se paralizo; ella me vio, si, me vio, y durante un segundo nuestros ojos se encontraron, será verdad, de verdad ella me vio, o solo fue un gesto dentro de su plática, hasta habría jurado que me sonrió.
Termine de comer, claro regresando a verla de tanto en tanto, un par de veces más nos miramos y ahora si estoy seguro de que me sonrió, ordene un whisky, más por seguir allí que por ganas de él, su reunión al parecer termino y todos se despiden, ella camina a la barra, es un deleite verla hacerlo, pide una copa, ante mi incredulidad y total asombro, con la copa en la mano enfila hacia mi mesa; con total desparpajo se para a medio metro de mi y mirándome a los ojos me dice, no me disculpe por el golpe que te di, me puedo sentar; me es difícil cerrar la boca, esa mujer preciosa me había abordado, tan pronto pude cerrar la boca me pare y le abrí la cilla para que se siente, claro es un honor le dije; de dónde eres porque gaucho no eres; soy ecuatoriano, se acerco y me planto un beso en la boca; que bueno paisano me alegra encontrar un compatriota; mira lo que es la vida, venir a la Argentina a encontrar una belleza ecuatoriana.
Tomamos cuatro o cinco tragos hablamos de todo, su vida, profesión, amores, desamores, libros, literatura, ha bendita literatura, entre Sábato, Borges, Nitche, Kafka y varios más se nos quedo corta la hora de cierre del restaurant, pague la cuenta contra su voluntad, salimos de ese sitio y se agarro de mi brazo, caminamos por florida enrumbados a una plaza que si no me equivoco era Belgrano o San Martin, realmente soy pésimo para los nombres, caminando y conversando me pregunto dónde me estaba quedando y respondí que en el Hilton en puerto madero, me dijo nada que tienes que dejar el hotel, yo estoy aquí ya quince días y me quedo quince mas y me han acomodado en un apart hotel de lo más lindo, hay espacio para dos así que no se discuta más; la escuchaba embobado, como era posible que tenga tanta suerte, encontré un ángel y el ángel me llevaba al cielo; te parece si después de tu hotel compramos algo de tomar, yo mañana no trabajo y tengo ganas de un buen whisky; todavía más mi suerte, ya solo me faltaba ganarme la lotería con boleto encontrado, seguí sus instrucciones y tomamos un taxi a puerto madero, cancelamos la habitación sacamos mi maleta y tomamos rumbo a la Av. Belgrano por donde estaba su apart hotel,  Vanesa pidió que nos mandaran una botella de whisky a su habitación y subimos, en efecto era un sitio muy agradable, y aunque eso hecho momentáneamente a bajo mis sueños, habían dos habitaciones, se apresuro a decirme esta es la tuya, que cara de imbécil habré puesto que ella se rio y me dijo dale que igual nos tomaremos una copa jajajajajaj, nos cambiamos de ropa y bajamos botella en mano a las mesitas cercanas a la piscina; con la luces indirectas de aquel sitio se veía aun más hermosa y por supuesto yo me sentía el más afortunado de los mortales; que bella estas, me miro y simplemente me beso, un beso tierno, pero que endureció hasta la última fibra de mis pantalones, seguimos conversando y poco a poco fueron más y más frecuentes y cálidos los besos, de repente y aún no sé porque razón la separe de mi, para decirle preciosa, me encantas pero no quiero enredarme en una relación, soy casado y felizmente casado; además soy swinger y no sé que tanto esa sea la forma de vida que tu quieres. Swinger que es eso; UNA HORA DESPUES y por supuesto muchas explicaciones, historias, anécdotas y charla, ella estaba perpleja, más entrada en tragos y como después confirmaría; mojada.

Subimos a la habitación, ella estaba muy callada y yo asumí mi derrota; buenas noches Vanesa, iré a darme una ducha y luego a dormir, ella no dijo nada, entre a mi habitación y me desvestí para entrar a la ducha no sin antes maldecir ese instante de sinceridad y escrúpulos que alejo a esa preciosura de mi lecho; el agua corría por mi cuerpo y ni eso apagaba el fuego que sentía por dentro y menos aplacaba la erección que me había provocado; de repente mis pensamientos fueron interrumpidos al sentir su presencia; no podía creerlo, estaba desnuda abrazada a mi espalda y sus manos recorrían mi pecho; me voltee y nos fundimos en un apasionado y largo beso; nuestras manos buscaban ansiosas cada recoveco de nuestros cuerpos, la tome por las nalgas y la levante del suelo, soy bastante más alto que ella (1,94) ella sintiendo mi pene rozar con su pubis bajo su mano y se hizo de el, lo dirigió a la entrada de su vagina y comenzó una danza febril de pasión y lujuria, hicimos el amor como desesperados, como si el mundo se fuese a acabar, en cada rincón de la habitación y en todas las posiciones imaginables; cuando por fin llegamos a la cama, después de dos orgasmos de ella y uno mío, después de gemir arañarnos y mordernos por la pasión desbocada, me miro a los ojos y me dijo quiero ser tuya y que seas mío; no, no te preocupes, a tu manera, sin ataduras y sin tiempo, solo quiero saber que estas allí.
Bebimos lo que quedaba de la botella y con las últimas gotas bañe su cuerpo, lo lamí lo bese todo, cada rincón y cada cavidad; hurgue en ella como buscando un tesoro; si el tesoro de su placer; ella gemía y me acariciaba busco ávidamente mi pene, lo tomo con sus manos y lo beso; yo busque su sexo, me urgía tenerla sentir sus jugos en mi boca, un sesenta y nueve perpetuo y perfecto, estuvimos así mucho tiempo, tal vez la vida entera, los orgasmos de ella se repetían uno tras otro, casi descontrolada gemía, aullaba; en un instante de locura de pasión me fije en su culito, abierto, precioso comencé a besarlo alternativamente con su sexo, lo chupe y lamí; lo mame hasta que estuvo bien lubricado y comencé a acariciarlo con mi dedo sin dejar de mamar su vulva y chupar su clítoris, metí muy despacio la punta de un dedo y comencé a meterlo y sacarlo; ella bramaba de pasión y lujuria su placer se escurría entre mis labios, cuando estuvo más dilatada, metí otro dedo en su culito y ella dio un salto por, no sé si dolor o placer lo cierto es que le provoco el más fuerte orgasmo de la noche, se movía descontrolada su cara en un rictus de placer, casi al mismo instante se metió mi pene a su boca, en el instante mismo en que descargaba víctima de un feroz orgasmo; nos derrumbamos en la cama, muertos con la respiración entre cortada, el corazón a mil y los cuerpos bañados en sudor; no se si nos dormimos, o fue la vida que abandono nuestros cuerpos, para permitirnos entrar en el vahala; si el paraíso existe, ese es el paraíso.
Me quedaban solo dos días de permanencia en Buenos Aires, pero Vanesa, su cuerpo y su ser hicieron que se prolongase por una semana; cada día cada noche fue lo mismo, horas y horas de pasión; me dejo en Eseiza con la promesa de no olvidarme; los días desde mi regreso transcurrieron lentos, pegado al teléfono por si llamaba; esa llamada jamás llego.
Quince días después sonó el teléfono; me olvidaste?
Pero eso ya es otra historia, hay que ver si mi querida Vane se anima a contarla, yo solo me permito contar cual fue el primer hecho que permitió que mi bella amiga llegara hoy a sus vidas.

3 comentarios:

AndresANDY dijo...

Buen olfato vane jeje... Verdad que la sangre llama...

VanHaker dijo...

Jajajajajaj buen coment Andy jajajajaja a afinar aun más el olfato ñaño jajajaja

moni dijo...

Mmm...saben a qué me recuerda?...a mi encuentro con mi cómplice...que cosas tiene el destino...te lleva a los lugares en donde hallas a aquellas personas que marcan tu vida intensamente...y logras esas conexiones eternas...bello relato...

Publicar un comentario

Tu opinion es muy importante en este Universo Erotiko, permitenos conocerte y que nos conozcas... dejanos un comentario con tu opinión sobre este articulo y se parte de nuestro UniversoErotiko.