domingo, 14 de febrero de 2010

El placer de ser visto

Era la típica tarde quiteña de octubre; las luces de la ciudad comenzaban a encenderse; la fui a buscar a su casa, quiero verte, te extraño… casi no fueron necesarias las justificaciones y menos aún las palabras, la recogí en su casa, un tierno beso y subimos a mi carro; estaba preciosa, pantalones verde, casi oliva y una blusa que dejaba adivinar sus preciosos pechos, dimos unas vueltas por la ciudad sin rumbo fijo, mi mano acariciaba su pierna y se escabullía eventualmente en busca de algo más… en cada semáforo los besos consumían el tiempo de la luz roja… de la misma forma que la poca resistencia de mi deseo por ella.

Pronto tendría que devolverla a su casa, no había tiempo de ir a un motel, pese a las ganas que me consumían;… ni manera, no siempre salen las cosas como se desearía pensé. Me estacione en uno de los parqueaderos de la Carolina, para disfrutar de unos instantes más de conversación, como es costumbre los fines de semana, varios grupos de gente se dedicaba a beber fuera de los autos, nosotros dentro de mi montero, nos besamos cálidamente y nuestras manos hurgaron y buscaron cada parte de nuestra anatomía, le pedí que fuéramos a la perrera, puesto que el deseo y la pasión ya habían hecho presa de nosotros… ella accedió, abrí su puerta… la bese apasionadamente… mis manos pasaban de sus senos a sus caderas, se deslizaban por su precioso derirer; sus labios en mi cuello y la pasión de sus besos me volvía loco, miraba a la gente en los autos a una treintena de metros de nosotros… me excitaba pensar que nos pudieran estar viendo, como yo a ellos, mis manos la recorrían hasta llegar a los botones de su pantalón… uno a uno fueron cediendo… las caricias se hacían más intensas y los gemidos comenzaron a calentarme aún más… una mirada de complicidad… sabíamos lo que queríamos… sabíamos que el ser vistos aumentaba nuestro morbo y nos proporcionaba aún más placer.

Mi bella acompañante desabotono mi pantalón… tomo mi pene entre sus manos acariciándolo; se agacho un poco y me dio un oral que aumento la tensión de mi pene, si lengua recorriéndolo, su boca abriéndose completa para introducirlo completo una y otra vez… las luces de la ciudad y lo claro de la noche, permitía la perfecta observación del show que estábamos ofreciendo… baje el pantalón y el hilo de mi bella amante, con dulzura la voltee descubriendo unas hermosas nalgas… se inclino hacia delante… manteníamos la puerta abierta… ella se apoyo en el asiento delantero, dejando su culito absolutamente expuesto… presioné la cabeza de mi pene en los labios de su sexo… suavemente me abrí paso hasta estar totalmente dentro de su vagina… mis manos en sus nalgas y ella gimiendo ante cada embestida… mi pene entrando y saliendo de ella… estábamos teniendo sexo frenéticamente fuera del carro… tan solo imaginando el placer secreto que les dábamos a nuestros anónimos espectadores… imaginando las cosas que debían decir mientras nos veían con asombro, mientras en la penumbra veían las embestidas de mi cuerpo contra el de mi pareja… los gemidos se hacían más fuertes, los espasmos agitaban nuestros cuerpos… una explosión de semen estallo dentro de mi preciosa pareja que casi al mismo tiempo se contraía y aferraba al asiento de mi auto… nuestros cuerpos sudorosos pese a lo fresco de la noche quiteña, el ambiente invadido de un olor a lujuria y sexo, nosotros aun dentro el uno del otro, mi semen descendiendo por sus muslos y los corazones tratando de retomar el ritmo normal.

Lentamente subirnos los pantalones y salir de nuestro refugio publico de placer… ya circulando por la shyris, mi bella dama se aseguro con su tierna boca de que no hubieran retos de nuestro placer en mi pene… un breve oral … llegamos a su casa… un dulce beso y una sonrisa fueron el corolario perfecto de esta inusual, apurada, pero deliciosa tarde quiteña.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

enriquecedor detalle del placer y la exitacion del momento oportuno. felicidades

AndresANDY dijo...

Que gusto leerte nuevamente amigo... excitante experiencia y sobre todo la emocion de lo prohibido y tumbar las barreras de la sociedad... de seguro mas de una pareja les siguio esa noche en el parqueadero jeje...

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